Victoria Pírrica

Según el diccionario de la Real Academia, pírrico es el triunfo o victoria obtenidos con más daño del vencedor que del vencido.

Existía, al comienzo del siglo III a.C. un pequeño territorio al oeste de Grecia, el Epiro, habitado por los molosos, un pueblo en extremo belicoso, que había hecho de la guerra su forma de vida. Su rey se llamaba Pirro.
Pirro y sus molosos intervenían en todos los conflictos que se le ponían por delante en la Grecia posterior a Alejandro.
Fracasado su intento de conseguir el trono de Macedonia se retiró al Epiro... hasta que recibió la llamada de Tarento. Era ésta una colonia griega del sur de Italia, amenazada por los romanos.
Y así, salió el ejército moloso hacia el sur de la península italiana. Incluía aquél "veinte elefantes, tres mil caballos, veinte mil infantes, dos mil arqueros y quinientos honderos".
Atravesando el mar Jónico una tempestad acaba con buena parte del convoy. Con lo puesto, llegan a Tarento. Rehace su ejército con refuerzos de hombres, caballos y elefantes traídos de Grecia, y se enfrenta por primera vez a los romanos, sonriendo la victoria a los molosos sobre todo por el pánico que a los romanos les produjo la visión de los elefantes. De todas formas, la victoria salió cara: Pirro estuvo a punto de morir, cosa que sí hicieron trece mil de sus molosos por unos quince mil romanos.
Al poco, se produce una segunda batalla. También acabó en tablas. A los romanos se les había pasado el miedo enfrentarse a los elefantes a partir de que un soldado matara uno de ellos cortándole la trompa. Tras esta segunda batalla, los dos ejércitos se retiraron. Cuando alguien del círculo de Pirro se acerca para felicitarle por la victoria, éste exclama "sí, con una sola vez más que venzamos a los romanos, estaremos acabados sin remedio".
Es de aquí de donde viene el dicho "victoria pírrica" que, aplicado a cualquier litigio, implica para el ganador un beneficio escaso, desproporcionado al costo invertido, no superior al perjuicio causado al contrario.
Hubo un tercer enfrentamiento, y aquí sí fue derrotado estrepitosamente (a la tercera fue la vencida). Y también fueron los elefantes los protagonistas ya que, en un momento decisivo de la batalla, asustados, se volvieron contra sus propias filas, causando un gran desastre.
"Creo haber nacido bajo el signo de Hércules, pues las cabezas cortadas a mis enemigos renacían de su propia sangre", dicen que dijo Pirro como excusa.


José Antonio Monge."Victorias pírricas".La Aventura de la Historia, Nº 1.

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