Sila y César: Una terrible lección para el futuro


Con el año 133 a.C, la Res–publica comenzará un periodo de crisis que finalizará con la instauración de un nuevo régimen político: el Principado.

El límite superior de esta crisis, parece estar bastante aceptado con su ubicación en el acceso al Tribunado de la Plebe de Tiberio Sempronio Graco, cuya labor favorecerá la conformación de factios políticas que pugnarán por el poder en función de sus intereses. Pero algo más difuso será la ubicación del límite inferior.

La ubicación metodológica más aceptada, lleva el nombre de Augusto para situar el inicio del Principado, finalizando así, la etapa republicana –salvando la pervivencia de las instituciones-, pero algunos autores disienten de esta opinión, valorando a sus predecesores. Destacaré los dos protagonistas de este artículo: Lucio Cornelio Sila (138 a.C – 78 a.C.) y Cayo Julio César (100 a.C –44 a.C).

Tanto uno como otro, supusieron un hito, ya que consiguieron una acumulación de poder inusitada – dejando a un lado a Cneo Pompeyo Magno- en la historia de la crisis republicana de Roma.

Sila y César invistieron ordinariamente las magistraturas establecidas en el cursus honorum, y recibieron los reconocimientos correspondientes ante su innegable labor militar - Sila en la Guerra contra Mitrídates del Ponto y César en su Conquista de las Galias por citar las gestas más importantes - consiguiendo la aclamación como imperator (Sila sería el primero en ostentar tal honor).

Ambos tuvieron que vencer a sus enemigos políticos en sendas guerras civiles (Cinna y Mario, en el caso de Sila; y Pompeyo, en el de César). Tras sus triunfos, o durante la contienda, fueron investidos por el Senado con la magistratura extraordinaria de dictator.

Al margen de más similitudes y diferencias -siempre discutibles- que se podrían extraer de estos dos personajes me gustaría centrarme en la actitud que ambos mostraron frente al resto de la comunidad política en Roma, la cual considero una terrible leción para el futuro.

La Lex Valeria de Sulla Dictatore, nombraba a Sila, en el año 82 a.C. y a propuesta del princeps senatus Lucio Valerio Flaco, dictator legibus scribundis et rei publicae constituendae. La ley que daba a Sila el cargo de dictator por tiempo ilimitado, será aprobada por comicios centuriados y ratificada por el Senado.

Esta intitulación daba a Sila la oprtunidad de reorganizar la Res-publica mediante su poder de dictar leyes.

Sila utilizó la dictadura para consolidar su poder, reformar la Res-publica, pero también para eliminar tanto física como políticamente a sus adversarios que tomará forma en las proscripciones.

De las primeras listas publicadas, las proscripciones que abarcaban tanto a los declarados proscritos como aquellos que les brinden asilo so pena de muerte, confiscación y declaración de infames a sus familias.

Esta medida, tomará forma legal mediante la Lex Cornelia de proscriptione, una ley con carácter retroactivo que permitía la ejecución sumaria y el asesinato impune de cualquier romano o itálico sospechoso de haber colaborado con el regnum cinnanum.

Además, la Lex Cornelia de Maiestate, ampliará el concepto de crimen contra el Estado, evitando la acumulación de poder de otros magistrados que podrían convertirse en peligros potenciales. Curiosamente, contempla aquellos medios utilizados por el mismo Sila en su ascenso.

César había conseguido un imperium proconsular ininterrumpido desde el año 55 a.C., fruto de los acuerdos alcanzados mediante el triunvirato junto con Pompeyo y Craso. La conquista de las Galias le valieron para alzarse ante su rival más directo, el poderoso Pompeyo, con la consecución de una gran fortuna y unas importantes redes clientelares.

Diversas causas llevan al distanciamiento entre los triunviros, así como la polarización política que uno y otro tomarán, y la desaparición del tercer trinviro, Craso, en el año 54 a.C. . Dejando aparte el análisis, tanto de las causas como del desarrollo del conflicto civil que lleva a los dos grandes líderes al enfrentamiento directo, César será nombrado dictator en el 49 a.C. y finalizará la guerra contra los pompeyanos en el 45 a.C.

César había mantuvo imperium en su persona desde el 55 a.C. hasta su muerte en el 44 a.C. . Entre el 55 a.C. y el 49 a.C. imperum proconsulare sobre la Galia; en el 49 a.C. dictator; en el 48 a.C. cónsul renunciando a la dictadura; en el 47 a.C. dictator y cónsul sine collega tras la batalla de Farsalia; en el 46 a.C. dictator por 10 años, además de recibir la cura morum; y en el 44 a.C. es nombrado dictator perpetuus y es investido con la sacrosanctitas.

César basará su política en la clementia, con el perdón y la amnistía a sus adversarios como postura antagónica a la llevada a cabo por Sila.

El resultado y motivo de la cuestión que me llama enormemente la atención fueron los resultados de una y otra actitud que cada personaje mostró ante sus adversarios políticos en unos momentos de radicalización política entre optimates y populares.

Sila renunció a la dictadura en el año 81 a.C., una vez consideró concluida su obra política., ejerció como cónsul en el 80 a.C. y finalizada la anualidad de su magistratura, se retiró de la vida política a una villa de Puetoli, en Campania donde escribió sus memorias y no dejó de asistir a las grandes fiestas y acompañar a sus compañías de juventud, muriendo como privatus en el 79 a.C. a causa de, posiblemente, un cáncer intestinal.

Por su parte, César será asesinado en los conocidos idus de marzo del año 44 a.C. por sus contrarios. Tras recibir 23 puñaladas, César cayó a los pies de una estatua de Pompeyo (Tu quoque, Brute, filii mei!)

Aquí está, la que considero fue, una terrible lección para el futuro: Sila, reprimió y eliminó física y políticamente a sus adversarios, y murió en la cama; César se mostró tolerante y concedió el perdón y la amnistía, y murió asesinado.

Que cada uno extraiga sus juicios.


IMÁGENES
Lucio Cornelio Sila
Cayo Julio César

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola gracias por esa gran ayuda cion tu email!! ahora voy a probar a ver si aprendo.
Con respecto a tu post te digo que no necesariamente se debe sacar la conclusión que inspira tu relato (que lo mejor es mano dura, seguir las recomendaciones de Maquiavelo: "mejor ser temido que amado"); y esto lo digo porque Sila se retiró lo cual pudo calmar a sus enemigos, en cambio César pensaba gobernar para siempre; en los tiempos de Sila quizás la polarización de los "partidos" no estaba tan radicalizada ni había ocurrido toda la guerra civil en su mayor nivel de crueldad. Son muchos los elementos de contexto que llevaron a los diferentes finales para cada uno. Creo que lo fundamental es mi primer argumento: otra cosa que quizás exasperó a los enemigos de César fue su decidida resolución a destruir la república.
saludos
profeballa

Martín L. dijo...

Sila se deshizo de todos quienes lo habían combatido en las guerras civiles. César intentó incorporarlos al nuevo gobierno que quería instituir (hay que recordar que los cabecillas de la conspiración eran casi todos hombres a quienes César no sólo había perdonado, sino a quienes había otorgado varios cargos políticos de importancia: Marco Bruto había sido nombrado por César gobernador de la Galia ¿Cisalpina? y pretor urbano en el 44. Cayo Casio había sido designado el mismo año pretor peregrino). Tal vez el error de César no fue darles el perdón a su enemigos, sino darles poder.

No creo que César y Sila hayan sido los primeros generales romanos en ser proclamados "imperator". Si no me equivoco, "imperator" era un título dado por las tropas a sus generales victoriosos, que les facultaba para recibir un Triunfo de parte del Senado. Y sin duda hubo muchos Triunfos antes de la época de Sila y César, ¿verdad?

Víctor Vela dijo...

Gracias Martín, cuanto tiempo.
Efectivamente, quizá me expresé mal respecto a la concesión de amnistías al no añadir que los contrarios a César fueron incorporados a diversas funciones políticas y militares intentando, con la integración, una continuidad.
Respecto a lo de "imperator", es cierto, pudo ser un título otorgado por las tropas a su general, una especie de título "no oficial". Sila lo que hará es institucionalizar el título de "imperator", probablemente tras su estancia en oriente, ya que es una daptación del griego, dándole una nueva dimensión.
Pasaría así como un reconocimiento de las tropas a su general en virtud de los triunfos y ejercicio militares, a una alusión al imperium, como posesión de un poder.
A partir de época silana, se generaliza el título en las monedas, vinculándose primero al ámbito provincial.
Como referencia, te recomiendo esta obra, que además está en formato electrónico:
http://www.dpz.es/ifc2/libros/ebook2671.pdf
Saludos.

Martín L. dijo...

Supongo que de todos modos es muy difícil discernir el funcionamiento del sistema político romano a ciencia cierta. Recuerdo haber leído en algún lado que estudiar la historia de Roma es tan difícil como lo sería estudiar la Segunda Guerra Mundial contando sólo con "Mi lucha" y la correspondencia privada de Winston Churchill como fuentes.

Víctor Vela dijo...

Comparto tu opinión, Martín. Esudiar la historia de Roma u otros temas donde las fuentes en ocasiones pueden resultar escasas nos puede resultar de gran dificultad, entrando más en juego la interpretación del investigador para llenar esas lagunas.
Por otro lado, los temas de historia contemporánea tienen la dificultad, en muchas ocasiones, en lo contrario, en el exceso de información, entrando aquí en juego de nuevo la pericia del investigador a la hora de seleccionar fuentes.
La historia no es, la historia se construye (o reconstruye).
Un saludo y gracias por los comentarios.