Navegando por internet encontré un blog llamado El Fracaso de la Historia, en él encontré varias cosas que me llamaron muchísimo la atención debido a que la visión de su autor es radicalmente distinta a la mía en cuanto a la concepción de la historia.
Su autor, Miguel Ángel López Trujillo, es un doctor en Historia aunque no ejerce plenamente como historiador, sino como consultor, técnico y empresario en el sector cultural.
Una de las cosas que me ha llamado la atención de este blog ha sido un artículo titulado 10 razones para no ser historiador (ni estudiar Historia). En él da unas razones que, en cierta medida no dejan de ser verdades, pero que desaniman bastante al estudio de la historia.
Como complemento, agudiza su crítica a la situación de la profesión de historiador en España en sus artículos titulados Sobre los científicos varados y Nambers güán y nambers chu.
Supongo que estas razones (y otras más que cita en su blog), son las que le llevaron a dedicarse a otras alternativas, en este caso en el mundo empresarial con la creación de Histania, una empresa dedicada a la prestación de servicios de investigación y documentación de humanidades.
Desde mi visión crítica, que por otra parte para nada deseo desacreditar a Miguel Ángel sino todo lo contrario ya que lo considero un auténtico "superviviente" de los profesionales de las humanidades y las ciencias sociales, me gustaría expresar mi opinión sobre este caso que pone de manifiesto la precaria situación de los profesionales de este sector.
En primer lugar, es una lástima la infravaloración que, por lo general, se tiene hacia la investigación histórica como aporte a ese ansia de progreso que se tiene en la sociedad en la que vivimos. Posiblemente porque ese progreso tan ansiado en un mundo regido por el capitalismo, sólo es concebido como progreso económico, y un historiador no produce sólo explica, interpreta y en algunos casos descubre cosas que para otros sería mejor dejar enterradas.
En segundo lugar más que el elitismo al que se refiere Miguel Ángel, la falta de oportunidades para vivir y dedicarse dignamente a la investigación histórica. Ésto es lo que genera elitismo, si existe un reducido número de plazas académicas, muchos somos los que nos podemos quedar fuera. En otros ámbitos ésto no ocurre igual, un ingeniero o un empresario producen y, por tanto, encontrarán más oportunidades laborales.
En tercer lugar, la intromisión profesional por "historiadores autodidactas". Hoy en día, como todo, hay que "vender" la historia. Aparecen novelistas y pseudo-historiadores que lanzan sus "tesis" basándose en lo que llamo "historia espectáculo". Ofreciéndo estas conclusiones espectaculares y en gran parte discutibles, más basadas en conjeturas y el libre albedrío que en la seriedad que debe ofrecer el investigador, pueden llegar a "vender" más historia que un auténtico historiador reputado. Lo peligroso de ésto es la influencia y autoridad errónea que pueden llegar a cobrar estos personajes, ya que en muchos casos pueden tener control sobre los medios de información. Un caso claro lo tenemos en España con el "revisionismo historiográfico" sobre la guerra civil.
En cuarto lugar, las limitaciones en la investigación, una subvención en muchos casos insuficiente, lleva al historiador a investigar más lo que puede que lo que quiere o considera importante. En muchos casos, el investigador puede verse limitado en su estudio debido a que tiene que seguir unas pautas fijadas por la subvención privada; o en otros, se puede ver obligado a abandonar una investigación interesante.
En quinto lugar, la imágen de la historia. Estudiar historia está cada vez menos valorado por las nuevas generaciones de estudiantes. Sólo hay que mirar las listas de alumnos matrículados en humanidades contra los de ciencias o especialidades tecnológicas. Creo que esto tiene mucho que ver con la visión práctica desde el punto de vista económico y laboral, y con el mismo sistema educativo que potencia los otros ámbitos.
Desafortunadamente, aquellos que hoy estudiamos o tienen el título de historia, a efectos laborales tenemos el no future grabado a fuego. El estudiante de historia -y de otras carreras de humanidades: filosofía, filología...- es un auténtico aventurero, desde el inicio de sus estudios tiene consciencia de lo difíciles que le van a ser las cosas y de la competencia feroz en la que va a ser partícipe para tener un lugar donde pueda ejercer su vocación. Vamos aceptando la frustración desde el momento que asistimos a la primera clase pero continuamos disfrutando con una conferencia, un libro o un debate.
En el mundo en el que vivimos donde vales por lo que tienes y tienes por lo que produces, los que amamos este tipo de disciplinas lo tenemos realmente difícil. El caso de Histania, es una adaptación de la historia al sistema capitalista, una "mercantilización de la historia", una solución adaptativa, por ello considero a Miguel Ángel un "superviviente", pero esto no tendría que ser así. Es una lástima verse obligado a hacer de la historia un "mercenario del capital".
Aquellos que queremos ejercer nuestra vocación deberíamos de dejar de actuar como los perros de Mowrer, y empezar a mostrar que la historia es crucial para el progreso de la humanidad, como dice un proverbio oriental "Mal acabará quien pretenda adentrarse en el futuro, ignorando lo que sucedió en el pasado, porque entonces no vivirá el presente".
Soboul. "Historia de la Revolución Francesa"
Hace 15 años
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