La Confessio Augustana ó Confesión de Augsburgo es, para muchos, el texto fundacional de la iglesia luterana. Redactada por Felipe Melanchton, auténtico representante público del pensamiento de Martín Lutero tras la redacción de la Confessio Augustana en 1530, supone un intento de unión entre protestantes, por un lado y con los católicos, por otro. Con los católicos, debido a ese “tendido de puentes” en cuanto a similitudes en algunos apartados doctrinales, que comentaré más adelante, y con los protestantes, respecto a la búsqueda de homogeneidad doctrinal en relación a la fragmentación que se estaba dando lugar entre los líderes reformados.
Ante la disensión entre las principales figuras protestantes, se buscó un acuerdo mediante la sistematización de la doctrina protestante que tomó forma en 1529 con el Coloquio de Marburgo. La principales figuras de la Reforma como: Lutero, Melanchton, Escolampadio y Zwinglio, entre otros; se dieron cita en la ciudad alemana, con el objetivo de buscar la unidad entre protestantes, con la idea de que sólo desde la cohesión se podía conseguir seguridad para enfrentarse al emperador Carlos V.
La reunión resultó ser un fracaso, ya que la disensión y el enfrentamiento se hicieron notables en las discusiones entre los líderes protestantes, de la que podemos extraer el enfrentamiento entre Lutero y Zwinglio respecto a las especies en la comunión. Lutero defendió la consubstanciación en las dos especies, rechazando la postura de Zwinglio que daba a la comunión un valor simbólico, negando la consubstanciación luterana o la transubstanciación católica.
De esta falta de entendimiento, nacerán, no un único texto que definiera la doctrina protestante ante el emperador, sino varias confesiones distintas presentadas, paralelamente, por varios líderes reformistas. Se destacan: la Confessio Augustana, redactada por Melanchton y que recoge la esencia del luteranismo, la Fidei Ratio de Zwinglio y la Confessio Tetrapolitana redactada por Martín Bucero, en representación de las ciudades de Constanza, Estrasburgo, Lindau y Memmingen.
Por otra parte, la Confessio Augustana, será un texto criticado desde su origen. En el ámbito católico contrarreformista, se darán origen otras manifestaciones escritas antes de la articulación y discusión de la confesión protestante, con el objetivo de animar a Carlos V a no rebajar ni un ápice la postura católica en el Sacro Imperio. Entre estos textos, cabe destacar los 404 Artículos de Fé de Johannes Eck, la Responssio Teologarum ó la Catholicam Responssio.
La Dieta de Augsburgo (1530) tenía como objetivo atraer a los protestantes al catolicismo por medio de la conciliación para buscar un medio de entendimiento tras las protestas generadas tras la Dieta de Worms (1521) y la Dieta de Spira (1526) haciendo un llamamiento a todos los protestantes, teniendo su representación a excepción de sectas radicales como los anabaptistas, entre otros temas que acaecían al Imperio como los turcos. Además Lutero crecía en apoyos con la adopción de su doctrina por los electores de Sajonia (Federico I “El Prudente”) y Brademburgo, haciendo imposible la ejecución de la condena dictada contra él tras su excomunión por el papa León X (Bula Exurge Domine) y su declaración como proscrito en el Sacro Imperio. Lutero aceptó asistir a esta dieta en lugar de presentarse en Roma ante los requerimientos del pontífice, alegando la no subordinación a Roma y queriendo discutir con el emperador su postura doctrinal dentro del Sacro Imperio.
Los protestantes, presentan sus principios en esta dieta ante un Carlos V más fuerte que nunca, coronado como emperador en Bolonia y tras los triunfos del año anterior (1529) frente a turcos y franceses con la Paz de Cambrai y tras la firma del Tratado de Barcelona.
Lutero, no participará directamente en la redacción de esta profesión de fé, posiblemente esto hace posible la conciliación entre protestantes, encargando el proyecto a Melanchton, el más moderado de sus discípulos y partidario determinado de la conciliación, aunque es consultado y respetado. Por tanto, no es un programa de máximos o radical, será una relación de 28 artículos en la que, por un lado se presentarán los llamados Artículos de fé y doctrina (del 1 al 21) describiendo las posturas en común con la iglesia católica como la Trinidad, el bautismo, Cristo… con el objetivo de buscar lazos de unión y entendimiento; y, por otro lado, los Artículos discutidos o de discusión (del 22 al 28), en estos apartados, los protestantes, exponen su posición ante posturas distintas al las de la iglesia católica, con objetivo de discutirlas y con miras a la celebración de un futuro concilio, auténtico objetivo de Lutero. Se citan temas como la comunión bajo las dos especies, el celibato, los votos monásticos…
El texto es presentado en idioma germano y latino a petición del emperador, y son relatados en dos partes los artículos de fé y los de discusión, indicando y postulando la doctrina protestante mediante lo que sus iglesias y escuelas enseñan y justificándose a través de citas de la Biblia, Evangelios, patrística y otros escritos doctrinales del cristianismo, retrotrayéndose a hechos históricos o, incluso citando opiniones y citando doctrinas heréticas contrarias a su postura.
En primer lugar, en los llamados Artículos de fé y doctrina, se reseñan los conceptos comunes en los que se está de acuerdo total o parcialmente con la Iglesia. Entre los que está de acuerdo se encuentra el trinitarismo, sin lugar a discusión; el pecado original y la necesidad del bautismo a los párvulos, rechazando la doctrina anabaptista; el uso de los sacramentos; el orden eclesiástico; Cristo como hijo de Dios y su retorno para el Juicio y la causa del pecado.
Los restantes artículos, considero que se está de acuerdo parcialmente. Mucho de lo expuesto en los artículos que voy a citar a continuación, volverá a ser citado en los Artículos de discusión. Los artículos a los que me refiero son los que hacen referencia a la justificación, en la que se cita que se está de acuerdo que se llega al perdón del pecado y a la absolución ante Dios por medio de la fé, pero sólo y únicamente por la fé, lo que niega el poder de redimir el pecado mediante la compra de indulgencias, el culto a los santos o la vida monástica, entre otros; el oficio de la predicación y el concepto de Iglesia, en la que se matiza que iglesia es la asamblea de creyentes, en la que sólo se diferencian del ministro en que éste tiene el don de la Palabra y el poder de administrar los sacramentos, planteando un matiz de su postura sobre el sacerdocio universal; la Santa Cena, la eucaristía al fin y al cabo pero con una liturgia distinta con una comunión pero en este caso, con la idea de consubstanciación frente a la de transubstanciación católica; los ritos eclesiásticos, los cuales se apoyan pero como un modo de unión de la comunidad de creyentes, nunca un camino a la salvación; el estado y gobierno civil, indicando que las leyes son otorgadas por Dios y por tanto es necesario que todos participen de la vida civil, así que se rechaza la vida monástica y conventual; la nueva obediencia, la fé y las buenas obras, se expone que las buenas obras son generadas por la misma fé, y sólo la fé es el camino a la salvación, por tanto las buenas obras son por gracia divina y no otorgan por sí mismas la salvación; la confesión y el arrepentimiento, se cita que la confesión es necesaria y que la absolución privada debe quedar dentro de la iglesia, pero puntúa que no es necesario relatar todos los pecados, ya que sería imposible (contra lo acordado en el ) y que nunca se debe negar la absolución, además con el arrepentimiento se consigue el perdón de todos los pecados; y, por último el culto a los santos, dónde se expone que se debe tomar como ejemplo la vida de los santos pero nunca dar culto, ya que sólo Cristo es el que se ha comprometido a mediar entre Dios y los hombres.
En la conclusión, verdaderamente, Melanchton dice “…nada varía de las Escrituras ni de la Iglesia Católica ni de la Iglesia de Roma como se la conoce por sus escritores” , aunque me apoyo en hacer esta división entre acuerdos totales y parciales en el mismo testimonio de los artículos y en la siguiente frase que también aparece en la conclusión de la primera parte “Si esta fuera el caso, su juicio es erróneo al juzgar a nuestros predicadores como herejes” en la que tímidamente se matiza que hay interpretaciones católicas en desacuerdo con las Escrituras.
En segundo lugar, aparecen citados los Artículos de discusión, aquí se define verdaderamente la postura protestante frente al dogma católico, siempre apoyándose en citas bíblicas o recurriendo a la hagiografía ó a los Evangelios. El primer punto de discusión es el de las dos especies en el sacramento, los protestantes se basan en el Evangelio según San Mateo, relativo a la última cena y justificando, a su vez que no existe ningún canon que ordene la recepción de una sola especie (en este caso sería el pan), además suprimen la procesión de exhibición del sacramento. Por tanto, se manifiesta frente a la Iglesia católica la correcta administración de las dos especies en el sacramento (pan y vino), lo que no se especifica, en este apartado es la postura sobre la consubstanciación, probablemente para no acrecentar la polémica. El siguiente punto en el que se muestran en total desacuerdo con el dogma católico es el matrimonio de los sacerdotes, se expone como justificación las quejas en cuanto a la “…la gran inmoralidad y la vida desenfrenada de los sacerdotes…”, es comprobable por la condena a la “Solicitación”, además de citar que “…la Escritura afirma claramente que el matrimonio fue ordenado por Dios el Señor para evitar la impureza…” citando a Pablo, también se alude a que “…por los relatos y por los escritos de los padres de la Iglesia Cristiana de antaño los sacerdotes y diáconos acostumbraban a casarse”, “Y no fue sino hace cuatrocientos años que los sacerdotes en tierras germánicas fueron despojados con violencia del matrimonio y obligados a tomar el voto de castidad” apoyándose en la historia y la tradición. Este artículo se deja entrever en los Artículos de fé en las alusiones al sacerdocio, indicando que la única diferencia entre creyentes es la del oficio de la predicación o don de la palabra. Respecto a la misa, se puntúa que tiene el mismo valor aunque con modificaciones como la introducción de himnos alemanes “…para instruir y aleccionar al pueblo…”; también rechazan la pompa que había adquirido la misa católica diciendo que “…se ha hecho de la misa una especie de feria…”, además de utilizarse para el lucro por las misas privadas y misas votivas celebradas por fuerza (pienso se refiere también a la venta de reliquias e indulgencias); se rechaza también que las misas celebradas en honor de muertos o vivos, la compra de misas o la asistencia, acerquen a la salvación, siendo la fé el único camino a la redención. Respecto a la confesión, se puntúa que es necesaria para recibir los sacramentos, que no se puede negar la absolución al pecador y que “…no se ha de obligar a nadie a enumerar los pecados detalladamente. Tal cosa es imposible…”, apoyándose en los Escritos. El siguiente artículo habla de la distinción de las comidas, y se puntúa, desde la postura protestante, que es un profundo error las manifestaciones de ayuno o vigilias en días señalados como fiestas, ceremonias u órdenes, no siendo un camino a la salvación ni un camino a la condena en caso de omitirlas o ignorarlas, indicando, además que atentan contra el mandato divino y son una carga para las conciencias. Se habla también sobre la opinión en cuanto a los votos monásticos, indicando que la vida monástica se corrompió tras San Agustín, que muchas personas adoptaron la vida cenobítica por ignorancia o por simple manutención, además que no es un camino para el perdón del pecado y la justificación ate Dios, sino lo contrario, ya que se rechazan leyes divinas como el matrimonio o la participación en la vida civil. El último artículo habla sobre la potestad de los obispos, en el que se recalca la separación obligatoria entre el poder espiritual y el temporal, no pudiéndose entrometer en asuntos de la espada, limitándose sólo a la predicación, la absolución y la administración de sacramentos como portadores del Espíritu Santo, se indica que no pueden introducir nuevos actos de culto contra el Evangelio, no se otorgan bienes corporales sino bienes eternos. También los párrocos y las iglesias tienen el deber de obedecer a los obispos pero solamente de acuerdo con la palabra de Cristo. En este artículo no se hace referencia directa al papa, pero se podría considerar que también está incluido como primer obispo u obispo de Roma.
En la conclusión de esta segunda parte, se hace alusión a otros abusos y errores que han sido omitidos “…para evitar desprolijidad y ociosidad…”, como indulgencias, peregrinaciones y el abuso de la excomunión.
La diversidad de confesiones protestantes y la negativa de Lutero a aceptar más enmiendas a su doctrina, llevó a Carlos V a declarar vigente el Edicto de Worms (1521) con la restitución de bienes eclesiásticos y contra las pretensiones protestantes.
La reacción de los príncipes alemanes adheridos a la causa luterana, será la formación de la Liga Esmalcalda (1531) que tomará como ideario la Confessio Augustana. Además, contarán con apoyos entre los católicos enemigos tradicionales de los Habsburgo, como el duque de Baviera o Francisco I de Francia en 1532, lo que propició la suspensión de los acuerdos de Augsburgo con unos turcos que se asomaban a las puertas de Viena.
En 1534 con la muerte de Clemente VII y su sustitución por Pablo III se decidirá la celebración de un concilio al que la Liga se negará a participar en 1537, convocando un sínodo con la redacción de Los Artículos de Esmalcalda, con unos postulados fuera de toda discusión.
En 1544 Carlos V intentó dar un paso hacia la conciliación para ganar apoyos contra el Turco, aceptando concesiones, pero la negativa luterana a la asistencia al Concilio de Trento (1545) colmó la paciencia del Emperador que tras concluir las hostilidades con Francia (1544), ganarse el apoyo de Mauricio de Sajonia y suscrita una alianza con el Papado pasó a la ofensiva contra la Esmalcalda derrotándola en Mühlberg, y pasando a la disolución.
Víctor Vela
BIBLIOGRAFÍA
F. MELANCHTON “Confesión de Augsburgo”. Traducción Prof. Roberto Hoeferkamp.
E. MARTINEZ RUIZ y otros “Introducción a la Historia Moderna”. Madrid. Istmo. 2000
J. DIESTELMANN “Filipismo, Melanchton, y las Consecuencias”. Brüdern-Rundbrief nº z/1997. Traducción Enrique Ivaldi