La Panadera de Aljubarrota

En el artículo titulado Saramago y el Iberismo, un lector anónimo comentaba sobre si la hornera, o panadera, de Aljubarrota era "una santa hornera o una infeliz hornera", refiriéndose a la leyenda.
La verdad es que no conocía muy a fondo el mito de Brites (o Beatriz) de Almeida, todo un icono para el nacionalismo portugués. Encontré esta página donde se comenta bastante bién el mito de la panadera, y lo he traducido para los lectores de lengua española con el fín de dar a conocer un símbolo crucial en la historia del nacionalismo portugués:

No es fácil escribir algunas páginas exactas y concretas sobre la panadera de Aljubarrota pero, sin duda, es una de las tradiciones populares más arraigadas por el pueblo portugués:

El laborioso historiador Herculano, resume su declaración en los siguientes términos.

“La panadera de Aljubarrota es un mito, una invención popular del siglo XV, no por eso la despreciamos. Un pueblo que da a una mujer odio bastante contra los opresores estraños como para matar a sangre fría de esos enemigos; un pueblo que simbolizaba así su modo de sentir tal respeto que debía saber sustentar la independencia nacional. Todavía no seremos quien desterremos para un mundo de fantasmas a la famosa Brites de Almeida, hornera de Aljubarrota”.


Dice la tradición que esos siete enemigos fueron ejecutados como el pan de hornear.
Dicen varios autores que Brites de Almeida, o Beatriz de Ameida, era natural de Faro. Según unos, era fea, alta y corpulenta, con fuerza varonil, una verdadera virago de ojos muy pequeños, de donde le venía el apodo de Pisqueira. Añaden otros, que tenía desde su niñez un genio irascible, temerario y levantisco. En el romance “La Panadera de Aljubarrota”, de Faustino da Fonseca, está representada como una mujer de cierta belleza física. Pinho Leal dice que ella tenía en cada una de las manos un dedo de más (hexadáctila).

Su padre era hostalero y poseía una posada en Faro, donde la moza trabajaba, sirviendo a los parroquianos y a los huéspedes. El hijo del alcaide de Faro, que frecuentaba el hostal, pretendía a la moza y que no encontrando facilidades a su designio, procuró su conquista por la fuerza; viéndose ofendida y no respetada, le lanzó a la cabeza un botijo de barro que le dejó malherido. Brites de Almeida con miedo a ser perseguida salió de Faro y se fugó a Lisboa. Más tarde, muerto su padre, regresó al hostal del que era heredera y arrendó una quinta pequeña, parece que en Loulé, donde vivió.

Por motivo de un amor, que se cuenta de varias maneras, luchó con un pretendiente y como era fuerte y decidida, lo mató en la pelea. Para evitar la prisión se fugó de nuevo, en un barco, pero el viento la llevó a alta mar donde fue capturada por un moro; ya se encontraban en la embarcación dos portugueses también prisioneros. El musulmán, dueño del barco, llevó a las mujeres al mercado de Argel; allí fue vendida a un moro rico, añadiendo otros que se trataba del propio sultán. Según lo que corre impreso, resistió a mucha violencia, defendiéndose con oraje y suerte, teniendo que pasar por grandes lances y sobresaltos. Los pormenores del proyecto de su fuga del harém imperial deben ser bastante ficticios en el romance de Faustino da Fonseca. Brites de Almeida consiguió liberarse, junto con dos portugueses que estaban al servicio del mismo señor, disfrazada con un traje morisco, embarcó en una barca llegando a Ericeira tras cuatro días de tormentoso viaje.

Temiendo que la reconociesen y le pidiesen cuentas de la muerte que tenía a sus espaldas, se vistió de hombre y comenzó a servir como arriera. Su vida de conductora de bestias de carga fue también bastante accidentada. En su nueva ocupación se envolvió, o fue envuelta, en varios desórdenes siendo acusada de otro asesinato, la justicia tomó parte contra ella encarcelándola en Lisboa. Por no ser probado el crimen, o por cualquier otro motivo, fue puesta en libertad. Después de tantas agitadas aventuras, esta heroína popular fue a parar a Aljubarrota, donde se colocó como criada de una panadería. Según narra Faustino da Fonseca, Brites de Almeida dio noticias a su ama sobre el paradero de su marido, contándole que había sido también capturado por piratas argelinos. Agradecida por esta revelación, el ama la educó como sierva y, cuando murió, Brites de Almeida heredó el hormo, pasando así a la Historia como la Panadera de Ajubarrota.

Antes de ir para la villa extremeña, Brites de Almeida había manifestado fervor patriótico y odio a los castellanos. Se dice que apedreó, junto a una turba desordenada, a Paco de S. Martinho, en Lisboa, durante el ilícito casamiento de Don Fernando; consta además que vibró de indignación contra Leonor Teles al conocer su adulterio y que aplaudió al Maestre de Avis cuando mató al conde de Andeiro. Tenía Brites de Almeida unos cuarenta años cuando sucedió la Batalla de Aljubarrota; no participó directamente en la batalla, fue tras la victoria cuando la tradición le asigna su patriótico hecho. La panadera no estuvo en la refriega; estaría en Aljubarrota y la gloriosa batalla se desarrolló a once kilómetros de esta población, según relata Eduardo Marrecas Ferreira en su monografía “Aljubarrota” (1931).

“Durante la batalla de Aljubarrota, Brites de Almeida, entre el pueblo de la villa, asistía ansiosa a observar el desarrollo de la batalla desde cualquier punto elevado de las cercanías, y se libraba de ver la derrota de los españoles.”

Fue tras la victoria cuando los soldados castellanos, en su fuga desordenada, pasaron por la población de Aljubarrota y en este tránsito la panadera empuñando su pala, mató a unos soldados y persiguió a otros. Según otros historiadores, los siete castellanos que mató estaban escondidos dentro de su horno. A este respecto escribe Pinho Leal:

“Consta que los siete castellanos, viendo todo perdido, y para escapar de la carnicería generalizada, encontrando la casa de la Pisqueira abandonada (porque la panadera andaba entretenida en cazar castellanos) se fueron a esconder dentro del horno. Fue ella allí a dar con ellos agarrando una pala- quantos vivos rapuit, omnes esbarrigavit (*).”

La “Grande Enciclopédia Portuguesa e Brasileira” narra el episodio histórico de la siguiente manera:

“En la tarde de la batalla de Aljubarrota, ya derrotados los castellanos, el pueblo persiguió a los fugitivos y Brites de Almeida capitaneó una parte de los pobladores que se dedicaban a esta tarea; dice la tradición que la panadera, al caer la noche, encontró escondidos e el horno, que estaba apagado, siete castellanos que trataban de huir del populacho y que los mató.”

Se verificó que el pueblo de Aljubarrota se levantó contra los castellanos y que la panadera fue un mito, no lo fue el pueblo de la región. Con la realidad o sin ella, el nombre de Brites de Almeida simboliza el ardor patriótico del pueblo de Aljubarrota, porque no era una mujer sola, por muy valiente que fuese, ya que ni con seis dedos en cada mano se podía enfrentar a tantos fugitivos. Cerca de Alcobaça, en el punete de Chiqueda, los castellanos, en desbandada, también fueron perseguidos por el pueblo. Dice Fr. Manuel dos Santos que en este puente, entre otros fugitivos, fue muerto un hidalgo cuya mujer que en ese mismo lugar fue presa era cuvilheira (*) (mujeres encargadas de limpiar y perfumar los vestidos de los reyes) o cubiculária (*) mayor del rey enemigo.

Alexandre Heculano investigó el asunto. Refiriéndose a la panadera escribió:

“Este suceso tradicional, o real, o fabuloso, tiene en cualquiera de los dos casos, un valor histórico, porque es un símbolo, una expresión de una idea viva y general de los portugueses de aquel tiempo, el odio al dominio extraño, el rencor con el que todas las clases de individuos guerreaban contra aquellos que pretendían someterlos a ese dominio.”

Se refieren algunos escritores, posiblemente con fantasía, que para demostrar ese odio a los invasores existió en Aljubarrota una pequeña calzada formada por los huesos de los castellanos muertos en la batalla, calzada que fue desapareciendo; y se dice que para mantener esa calzada por mas tiempo fueron colocadas osamentas de animales en los sitios mas dañados.

Según Herculano, la memoria escrita más antigua acerca de la panadera de Aljubarrota es aquella a la que alude Fr. Manuel dos Santos. Dice éste que Fr. Francisco Brandão, en el año 1642, esto es dos siglos y medio después de la batalla, “hizo sacar un sumario de testigos en la villa de Aljubarrota en el que juraran las personas más antiguas de aquellos sitios y que en el cual debía conservase inalterablemente la tradición de aquel suceso, guardándose la pala en los Paços do Concelho, la cual era de hierro con um cabo más moderno de palo.”

Rezan las crónicas que la pala fue escondida en una de las paredes de los Paços do Concelho cuando más tarde los españoles nos dominaran y aunque insistentemente la buscaran y exigieran, nunca la descubrirían, ni les fue entregada, como tanto deseaban, alegando siempre no saber cual era su destino.

La pala estuvo así oculta durante los sesenta años del dominio filipino y solo volvió a salir a la luz el día después de la gloriosa revolución que aclamó a Don Juan IV, Rey de Portugal.

El digno profesor primario de Aljubarrota, Sr. João António Dias, escribió un número especial de “Ecos do Alcoa”, el 14 de Agosto de 1935 (550º aniversario de la Batalla de Aljubarrota), que Mouzinho de Albuquerque – el héroe de Chaimite y Preceptor del Príncipe Real Don Luis Felipe y tío del Infante Don Manuel- cuando pasó por Aljubarrota acompañado de estas altas personalidades, entonces todavía niños, les dio un discurso patriótico, evocando un pasado glorioso, acabando todos por besar la pala con enternecido respeto.

Bernardo Villa Nova
Traducción: Víctor Vela

(*) Para estas palabras no he encontrado una traducción.

FUENTE
VILLA NOVA, Bernardo. A padeira de Aljubarrota na história e na lenda [en línea]. [Portugal]: www.jf-aljubarrota.pt, 2006 [Consulta: 03/08/2007] http://www.jf-aljubarrota.pt/historia/padeira_aljubarrota.htm


IMÁGENES
[s.n.]. A pá - uma preciosidade histórica [en línea]. [Portugal]: www.jf-aljubarrota.pt, 2006 [Consulta: 03/08/2007] http://www.jf-aljubarrota.pt/historia/historia_curiosidades.htm

HORTA, Sérgio. Crest of Prazeres de Aljubarrota parish, Alcobaça municipality (Portugal) [en línea] wikipedia, 200? [Consulta: 03/08/2007] http://pt.wikipedia.org/wiki/Imagem:ACB-prazeres.png

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que comentar…

Soy portugués! Gracias por la traducción.

Víctor Vela dijo...

Graças a ti. Celebro que você tenha sido útil.
Saudacões cordiais.

Anónimo dijo...

cuanto mas conozco españa mas orgulloso me siento de ser portugues. nuestra historia es mas digna que la española. pido perdon por la panadera.