Creo que se estará fácilmente de acuerdo con este principio: no hay abundancia de dinero en un Estado que haga diferencias entre su grandeza y su poder.
Según este principio, es cierto que cada año sale de nuestro reino la cantidad de doce a dieciocho millones de libras en artículos considerados de primera necesidad para el consumo de los países extranjeros. Éstas son las minas de nuestro reino para cuya conservación hay que trabajar cuidadosamente.
Los holandeses y otros extranjeros hacen una guerra perpetua a estas minas y lo han hecho tan bien hasta el momento presente que esta suma debería entrar en el reino en metálico y producir en consecuencia una abundancia prodigiosa. Ellos nos lo devuelven en diversas mercancías, o en
manufacturas propias o en manufacturas que obtienen de otros países, de manera que entran en metálico en el reino anualmente sólo de cuatro a seis millones de libras.
Los medios de que se sirven son:
En flete de bajeles, de puerto a puerto 3 millones
En mercancías de las islas de los franceses 2 millones
En bellas telas que han excitado nuestra curiosidad, mercancías de las Indias, especias, sedas, etcétera 3 millones
En artículos del Norte y mercancías para la navegación 15 millones
... Su industria y nuestra poca inteligencia ha llegado a tal punto que, por medio de fabricantes y comisionarios de su nación que han podido establecer en todos los puertos del reino, haciéndose amos de todo el comercio, gracias a la navegación, han puesto precio a todas las mercancías que compran y que venden.
Según esta suposición es fácil concluir que cuanto más podamos reducir las ganancias de los holandeses que hacen a costa de los súbditos del rey y del consumo de sus mercancías, tanto más aumentaremos el dinero en metálico que debe entrar en el reino por medio de nuestros productos, y tanto más aumentaremos el poder, la grandeza y la abundancia del Estado.
Podemos sacar la misma consecuencia con respecto a las mercancías en depósito, es decir, las que podríamos tomar de las Indias Orientales y Occidentales para llevar al Norte, de donde transportaríamos las mercancías necesarias para la construcción de navíos, que es otra de las cosas imprescindibles para la grandeza y el poder del Estado.
Además de las ventajas que producirá la entrada de una mayor cantidad de dinero en metálico en el reino, cierto es que, gracias a las manufacturas, un millón de personas que languidecen en la ociosidad, ganarían su vida.
También es cierto que un número igualmente considerable se ganaría la vida en la navegación y en los puertos de mar.
Que la multiplicación casi hasta el infinito de los navíos multiplicaría en la misma proporción la grandeza y el poder del Estado.
Estos son, a mi entender, los fines en que debe aplicarse el Rey, su bondad y su amor hacia sus súbditos.
FUENTE
CLÉMENT, P. Lettres, instructions et mémoires de Colbert. París. vol. II. 1873. págs. 259 y 260
IMAGEN
[s.n.]. Jean-Baptiste Colbert (1619-1683). [s.l.]: Wikipedia, 2006 [Consulta: 22/02/2009] http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Jean-Baptiste_Colbert.jpg
Según este principio, es cierto que cada año sale de nuestro reino la cantidad de doce a dieciocho millones de libras en artículos considerados de primera necesidad para el consumo de los países extranjeros. Éstas son las minas de nuestro reino para cuya conservación hay que trabajar cuidadosamente.
Los holandeses y otros extranjeros hacen una guerra perpetua a estas minas y lo han hecho tan bien hasta el momento presente que esta suma debería entrar en el reino en metálico y producir en consecuencia una abundancia prodigiosa. Ellos nos lo devuelven en diversas mercancías, o en
manufacturas propias o en manufacturas que obtienen de otros países, de manera que entran en metálico en el reino anualmente sólo de cuatro a seis millones de libras.
Los medios de que se sirven son:
En flete de bajeles, de puerto a puerto 3 millones
En mercancías de las islas de los franceses 2 millones
En bellas telas que han excitado nuestra curiosidad, mercancías de las Indias, especias, sedas, etcétera 3 millones
En artículos del Norte y mercancías para la navegación 15 millones
... Su industria y nuestra poca inteligencia ha llegado a tal punto que, por medio de fabricantes y comisionarios de su nación que han podido establecer en todos los puertos del reino, haciéndose amos de todo el comercio, gracias a la navegación, han puesto precio a todas las mercancías que compran y que venden.
Según esta suposición es fácil concluir que cuanto más podamos reducir las ganancias de los holandeses que hacen a costa de los súbditos del rey y del consumo de sus mercancías, tanto más aumentaremos el dinero en metálico que debe entrar en el reino por medio de nuestros productos, y tanto más aumentaremos el poder, la grandeza y la abundancia del Estado.
Podemos sacar la misma consecuencia con respecto a las mercancías en depósito, es decir, las que podríamos tomar de las Indias Orientales y Occidentales para llevar al Norte, de donde transportaríamos las mercancías necesarias para la construcción de navíos, que es otra de las cosas imprescindibles para la grandeza y el poder del Estado.
Además de las ventajas que producirá la entrada de una mayor cantidad de dinero en metálico en el reino, cierto es que, gracias a las manufacturas, un millón de personas que languidecen en la ociosidad, ganarían su vida.
También es cierto que un número igualmente considerable se ganaría la vida en la navegación y en los puertos de mar.
Que la multiplicación casi hasta el infinito de los navíos multiplicaría en la misma proporción la grandeza y el poder del Estado.
Estos son, a mi entender, los fines en que debe aplicarse el Rey, su bondad y su amor hacia sus súbditos.
FUENTE
CLÉMENT, P. Lettres, instructions et mémoires de Colbert. París. vol. II. 1873. págs. 259 y 260
IMAGEN
[s.n.]. Jean-Baptiste Colbert (1619-1683). [s.l.]: Wikipedia, 2006 [Consulta: 22/02/2009] http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Jean-Baptiste_Colbert.jpg
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