Hace muchísimo que no publico un artículo histórico que no sean noticias o explicaciones de algún recurso.
Voy a intentar volver a mis orígenes ahora que el curso ha acabado y sólo tengo mis obligaciones laborales.
El artículo que viene a continuación es un capítulo de un trabajo que redacté para la asignatura de Prehistoria de la Península Ibérica impartida por la Dra. Elena Maestro (un saludo).
Trata de una breve revisión de la historiografía y las fuentes antiguas acerca de la supuesta relación entre la Tarsis bíblica y Tartessos. Espero que os sea útil.
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La identificación de la Tarsis bíblica con Tartessos es un debate que tiene unos cuantos siglos de vida y hoy, todavía continúa abierto con sus defensores y detractores.
La ubicación de la Tarsis bíblica es un enigma desde la Antigüedad. Los traductores de la Alejandría helénica desconocían ya el significado real del término cuando tradujeron estos escritos de la escritura hebrea, convirtiéndose en una expresión ambigua que presentará distintos significados dependiendo del contexto y de la traducción heredada. Una auténtica “adivinanza” ya para los antiguos (López, 2005. pp. 358).
En la Biblia podemos encontrar diversos significados para el término Tarsis:
a) PIEDRA PRECIOSA. Aparece en Éxodo 28:20; Éxodo 39:13; Ezequiel 10:9; Ezequiel 1:16; Daniel 10:6; y Cantar de los Cantares 5:14. No aporta nada a la identificación con Tartessos. Los traductores lo solieron traducir por joya o crisólito ante el contexto en el que apareció. Jerónimo en Carta XXXVII, lo interpreta como un homónimo que relaciona el crisolito, a la región de la India y el mar (Blázquez, 1993. p. 14).
b) ANTROPÓNIMO. Este uso del término Tarsis aparece en Génesis 10:4; 1 Crónicas 7:10; y Ester 1:14.
Se refiere a un nombre de persona y aparece, también, en alguna fuente epigráfica, por ejemplo el epigrama sepulcral en el que se apoya Koch (Koch, 2004)como muestra de conservación del nombre de Tarsis en la Bética, es atacado por Gil en lo que considera un error en la puntuación, siendo, en su opinión, el nombre de una muchacha lesbia (Gil, 1985-1986. pp.422).
c) EMBARCACIÓN. La expresión “naves de Tarsis” aparece mencionada en 2 Crónicas 9:21; Isaías 2:16; Salmo 48:8; Isaías 23:1; Isaías 60:9; Ezequiel 27:25; 1 Reyes 10:22; 1 Reyes 22:48, y no aporta nada a la identificación con Tartessos.
En fuentes como 1 Reyes 10:22 y 2 Crónicas 9:21 se ubica la datación cronológica en torno al siglo X a.C. por la relación con Salomón. Enumera una serie de riquezas en el reino judío. Estas riquezas llegaban a través de las naves de Tarsis y de Hiram, rey de Tiro. Estas naves venían cada tres años, implicando un largo trayecto.
En 1 Reyes 22:48, Eziongeber, relacionado con Tarsis, queda situado en el golfo de Aqaba. Lo que resulta de utilidad para una posible ubicación de Tarsis.
En estos fragmentos el término resulta ambiguo. Puede significar el nombre del tipo de navío, pero puede recibir este nombre por su origen o destino.
Schulten optará por la opción de que el nombre venga condicionado por el origen o destino de la embarcación, puesto ya que para él Tarsis es Tartessos. (Schulten, 1945)
Otros autores, como Maluquer de Motes, optarán por la referencia al tipo de embarcación, algo así como “naves de carga”. Estas naves recibirían el nombre por su origen, Tarsis, que sería Tartessos, y viajarían a oriente cargadas de riquezas (Maluquer, 1970. pp.63-64). Esta opinión es compartida por muchos comentaristas modernos de biblias, como la de Cantera e Iglesias, o la de Nácar y Colunga (Blázquez, 1993. pp. 18).
Autores como García y Bellido, Bosch-Gimpera y Cocteneau, abogan por una referencia general de la expresión, siendo una equivalencia al trasatlántico moderno (Blázquez, 1993. pp. 18).
Arce, por su parte, se basa en la Epístola 37 de San Jerónimo para interpretar que, Tarsis, hace referencia a lo azulado y, por extensión, al mar. Por tanto, se presenta un concepto de tipo de navío, algo así como “navíos que surcan el mar azulado”, compartiendo la opinión de Barnett (Arce, 1974).
Según Albright, la palabra Tarsis, presenta un préstamo del acadio -rss, que significa fundir, por lo que interpreta que los barcos de Tarsis serían aquellos que portaban metales fundidos desde otras tierras (López 2005. pp. 350).
d) TOPÓNIMO. Esta valoración del concepto Tarsis, da lugar a muy diversas hipótesis sobre su localización geográfica, entre otras, su identificación con Tartessos.
Ojeando las fuentes bíblicas, podemos observar en pasajes como 2 Crónicas 20:36 que, las naves de Tarsis, comentadas anteriormente, es un concepto igual a las naves que van a Tarsis, es decir un lugar concreto.
En otros pasajes como Jeremías 10:9; Ezequiel 27:12; Jonás 1:3; y Salmos 72:10; se mencionan riquezas y dones.
Por lo que se deduce, según los textos bíblicos, que Tarsis es un lugar muy rico en metales, alejado de Palestina, tardándose en llegar; y se llega en barco.
Se multiplican las interpretaciones y localizaciones sobre qué es Tarsis y su ubicación geográfica. Ante el problema, surgen diversas respuestas. Veamos algunas de ellas:
1. Tarsis = Tartessos. Muchos serán los autores que identificaron e identifican en la actualidad la Tarsis bíblica con Tartessos, aunque, como apunta Gil, en la literatura latina pagana no aparece documentada la identidad de Tarsis con Tartessos (Gil, 1985-1986. p. 422). Muchos contemporáneos a partir de la obra de Schulten (Schulten, 1945), incuestionada hasta bien entrado el siglo XX y basada en premisas ya comentadas. Pero esta identificación no es nada nuevo. No obstante, en un trabajo de Gil (Gil, 1985-1986) podemos observar una cierta “occidentalización” progresiva en las interpretaciones acerca de la localización de la Tarsis bíblica, que comenzará en el siglo XVI cuando Tarsis se va ubicando en Cartago, según Arias Montano; en España, de la mano de Becano –ya en el siglo II, Hipólito había sido refutado en su ánimo de localizar la Tarsis bíblica en la Bética; e incluso llega a ubicarse en el Nuevo Mundo o en el Sur de África al albor de los descubrimientos.
La obra de Schulten permaneció incuestionada en cuanto a este particular. Autores como Maluquer de Motes (Maluquer, 1970. p. 59-79), García y Bellido (García y Bellido, 1945), Koch (Koch, 1992), Caro Baroja (Caro, 1971. pp. 92-93), López Ruíz o Tsirkin (López, 2005. p. 345-355) admiten esta hipótesis. Maluquer, indica que Tarsis sería el nombre que los fenicios daban a Tartessos que se sería el nombre griego. Schulten, por su parte en un principio afirmó que Tarsis era un epónimo de Tyrsa, ciudad de la que eran naturales los tirsenos, posteriormente apoyó la tesis se que Tarsis derivaría de un nombre indígena. (Maluquer, 1970. p. 55).
Pina Polo, en una de sus clases en la universidad de Zaragoza, hizo referencia a un trabajo de González Blanco donde rastrea el origen de la igualdad Tarsis-Tartessos. Según González Blanco, Becano supuso sin base, en el siglo XVI, que la Tarsis bíblica era Tartessos; esta tesis fue tanto apoyada, entre otros, por Juan de Pineda y discutida por otros como Gubbio Tomás Bozio (Gil, 1985-1986. p. 429). Posteriormente, en el siglo XVII, Bochart recogió en su “Geografía Sagrada” las conclusiones de Becano; que gozaron de una difusión mayor cuando De Huet las presentó en su “Compendio de Antigüedades Sagradas”. Con esta obra, la tesis se popularizó convirtiéndose en certeza sin entrar en controversia hasta bien entrado el siglo XX.
2. Tarsis = Varios Tarsis distintos. Según la tesis de Täckholm, el topónimo pudo ir cambiando de localización con el tiempo y cualquiera de las hipótesis podría servir hipótesis que niega Alvar (Blázquez, 1993. p. 15).
3. Tarsis = Mar. Para la interpretación como mar, sus defensores se apoyan, principalmente, en fuentes como la Septuaginta, Orígenes, el Tárgum arameo, y Jerónimo, en ocasiones. (López, 2005. pp. 349).
Un ejemplo es la interpretación de de Arce tras su lectura de Jerónimo, 37; o la de Barnett (Arce, 1974).
4. Tarsis = Mina, país minero o fundición. Según la tesis de Albright, comentada anteriormente (López, 2005. pp. 350).
La interpretación de Tarsis como mina aparece en otros autores como Cintas o Hatti en los años 50 (Arce, 1974. p. 946)
5. Tarsis = Mediterráneo Occidental. Esta es la hipótesis de autores como Harden y su “traditional equation of Tarsis whit the far west” (Arce, 1974. p. 944), o la de Bunnens (Blázquez, 1993. p. 22).
6. Tarsis = Cartago y África. Esta interpretación la encontramos ya en el siglo XVI de la mano de autores como Arias Montano (Gil, 1985-1986. p. 424).
Berger, defendió esta posibilidad por la actividad de fundición de metales de diversa procedencia (Blázquez, 1993. p. 22).
López achaca la incorrección de las interpretaciones que sitúan Tarsis en Cartago o África, a la confusión de las fuentes helenísticas desde su época o, incluso, anterior (López, 2005 .pp. 351). Según la autora, la interpretación de fuentes como Ezequiel, Isaías, Crónicas, Jeremías o Reyes, llevó a autores como Lipinski a pensar en una referencia de las fuentes a la provincia romana de África, por tanto, Cartago. Pero, como indica la autora, si Tarsis fuera Cartago, ¿Por qué no la llamaron por su nombre si existe como tal desde los siglos VIII-VII a.C.?
7. Tarsis = Mediterráneo Oriental. López recuerda que Flavio Josefo, en el I a. C. hacía equivalente Tarsis a la tierra de San Pablo, Tarso (López, 2005. pp. 351-352). Si se tratara de Tarsis, la autora se pregunta porqué se le cambiaría el nombre a una ciudad milenaria como Tarso, de la que se registran relaciones con Fenicia desde el siglo IX. La autora también muestra como Tarsis aparece mencionada junto a otros lugares conocidos del Mediterráneo, como Tiro, Chipre y Egipto, por ejemplo en Génesis 10:4 aparece situada cerca de Rodas; entre los hijos de Yawan, en Grecia, según el Génesis; o con Persia con el homónimo representado en Crónicas 7:10 (López. pp. 350-351).
Aparece, por tanto, ligada en muchos casos al sur de Israel. En Salmos 72:10 y Salmos 48:8 aparece relacionada con un desierto, algo que nos habla del paisaje poniendo esta zona en relación. Aubet, indica que las navegaciones fenicias en Isaías, se limitan al Mediterráneo oriental, más en concreto la zona minorasiática: Egipto, Kitim y Tarsis. Tarsis tendría el monopolio del tráfico de metales en el Mediterráneo oriental, actuando como uno de los agentes comerciales de Tiro y especializándose en el comercio de un material (Blázquez, 1993. p. 15 y ss.).
8. Tarsis = Tarsisi. Asaradon, rey asirio del siglo VII a.C. habla de las conquistas en el occidente asirio, y dice que entre estas está Tarsisi, identificable a través de algún texto bíblico (Blázquez, 1993. p. 23).
9. Tarsis = Mar Rojo. En fuentes como Salmos 72:10 aparece nombrada Tarsis y, a continuación, Sheba y Seba quedando relacionadas y pudiendo tratarse de la misma zona aunque también, del otro extremo del mundo si observamos los paralelismos con la poesía hebrea, según defiende López (López, 2005. pp. 350-351), expresando la grandeza del reino de Salomón.
En esta línea está la interpretación de Cyrus Gordon con su teoría del “vinoso mar”. Mediante un análisis filológico de la raíz trs- apoyándose en el Tárgum donde aparece la referencia a la gema llamada tarsis, presenta su interpretación solucionando el programa de coherencia. Para Gordon, Tarsis sería algo así como “mar rojo como el vino”, ubicando a Tarsis en el Mar Rojo. Por otra parte la coincidencia del significado de la palabra con la griega “phonix”, que equivaldría a rojizo o el color característico del río Tinto en el ámbito de Tartessos son los argumentos esgrimidos por los detractores de esta teoría (López, 2005. pp. 349).
10. Tarsis = Región de la India. Interpretaciones de Jerónimo, sitúan a Tarsis en la India –como hemos visto antes y que Arce sitúa en Etiopía - y el lexicógrafo bizantino Suidas la ubicó aquí (Blázquez, 1993. p. 14). Respecto a esta hipótesis existe una elaborada teoría defendida por autores como Blázquez. Esta teoría se basa en textos como 1 Reyes 10:20-21, donde aparece que las naves de Tarsis transportan una serie de productos: oro, plata, monos, marfil y pavos. Barreto explica que las palabras hebreas de la Biblia usadas para denominar a los monos y a los pavos son de origen hindú, existiendo una adaptación a la lengua hebrea. Por otro lado, el análisis de los objetos de marfil del ámbito fenicio muestra que su procedencia es, casi en su totalidad, de elefantes indios o senegaleses. Lo que lleva a pensar que la Tarsis bíblica se encontró en la zona de la India y Ceilán, como afirma Tement (Blázquez, 1993. pp.15 y ss.)
Esta tesis concuerda con el Eziongeber de 1 Reyes 22:49, ya que Ofir es un punto en la ruta del mar Rojo, y Eziongeber se encontró en el golfo de Aqaba. Lógicamente desde Aqaba no era posible ir a Tartessos por mar, a excepción de que se bordease el continente africano.
Por otro lado, observando los tres años de ruta como se menciona en 2 Crónicas 9:21, parece que cobra más sentido la opción de la India.
Alvar defiende que Salomón pretendía abrir una nueva ruta marítima hacia oriente. Dada su incapacidad naval pidió ayuda a los fenicios, hipotéticamente, a Tarsis. El tipo de barco construído en Eziongeber es el que los fenicios utilizaban para ir a Tarsis y su destino era Ophir (Blázquez, 1993. p. 14)
Autores como Arce o Barnett, tomando la fuente de Jerónimo, 37 ubican a Tarsis como mar, siendo una región de la India. Barnett identifica Ophir, mencionada en relación con Ophir en 1 Reyes 22:48 con (S)uppara (Arce, 1974). Por su parte, Tomás de Malvenda, en el siglo XVII ubicaba Ophir en Sumatra (Gil, 1985-1986. p. 431)
11. Tarsis = Etruria. Las fuentes egipcias del 1.200 a.C. habla de los Tursa como uno de los “Pueblos del Mar” (López, 2005. p. 352). Aquí entre en juego tesis como la de Schulten (Schulten, 1945) que hizo desembarcar a los tirsenos (Tyrsenoi) en la Península Ibérica. Estos tirsenos serían el antepasado común de tirrenos o etruscos y tartesios.
12. Tarsis = Cerdeña. Algunos autores han barajado la hipótesis de que Tarsis estuviera situada en Cerdeña, alegando como prueba la Estela de Nora (Blázquez, 1993. p. 23).
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IMAGEN
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